Los cuadros de ansiedad y estrés son bastante comunes en mascotas que son expuestos a cambios muy radicales en su rutina o que viven constantes situaciones de estrés.
A pesar de que los gatos son percibidos como una especie independiente o incluso indiferente, muchos felinos exteriorizan los problemas de distintas formas que son representados en síntomas físicos o conductuales.
En el presente artículo, te informaremos sobre la ansiedad felina y te ayudaremos a identificar sus síntomas y además te indicaremos cuáles son las formas más efectivas de reducirlo.
Son variados son factores que podrían desencadenar un cuadro severo de ansiedad y estrés en un felino. Todo depende de la predisposición de cada peludo a desarrollar el desorden y lo que lo provoque, así como también su entorno social, físico y ambiental.
Hay diversos síntomas que pueden ayudarte a identificar si tu peludito sufre de ansiedad felina. El más claro de ellos es el cambio de actitud. La irritabilidad es un indicador de que algo anda mal con el minino, al igual que un estado de alerta más grande.
Los cambios en la postura también se desprenden de lo irritable del gato: la caminata con la cabeza muy baja y prácticamente arrastras por el suelo con la cola pegada.
A su vez, el hacer sus necesidades fuera de su caja de arena es una señal propia de un trastorno de ansiedad. A esto se le conoce como «marcaje de orina.»
La caída del pelaje, ya sea por su cuenta o por aumento de acicalamiento es otro síntoma. En ocasiones esto podría generarle heridas muy graves al pelaje del gato. Se le considera un trastorno obsesivo-compulsivo.
Por otra parte, los problemas de alimentación son lo más común, si tu minino los presenta debes acudir al veterinario de inmediato, pues podría transformarse en deshidratación.
Finalmente, un gato con ansiedad, podría presentar hiperestesia felina. En este desorden el felino tiene contracciones en la musculatura del dorso con severos espasmos.
Las respuestas psicosomáticas de los gatos ansiosos, muchas veces tienden a ser el asma bronquial, la cistitis y la colitis, además de que se vuelven más propensos a infecciones.
Lo primordial para tratar un cuadro de ansiedad felina y estrés es identificar lo que lo ha causado. Se debe descartar que los síntomas no sean por alguna enfermedad o dolencia física, por lo que te recomendamos llevarlo al veterinario antes. Una vez lo hayas descartado y hayas reconocido el factor que ha influído a desencadenar el trastorno, debes comenzar con el tratamiento.
Recuerda que debes cambiar o eliminar cualquier cosa que represente un factor estresante en la vida de tu gato para prevenir que esté perturbado o agobiado. Adapta su entorno de forma que esté más cómodo, ten en cuenta su carácter al buscar métodos para ayudarlo y nunca olvides que sus necesidades van más allá de lo físico, pues el factor emocional es igual de importante.
Al darle atención y cariño, los problemas de ansiedad felina serán cosa del pasado.
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